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17 de octubre de 2012

Asesoramiento Psicológico y Jurídico


Ahora podés consultar por vos o por alguien que conozcas y está viviendo situaciones de Violencia. No dejes pasar la oportunidad, mañana puede ser tarde.
Asesoramiento y Asistencia Psicológica: Lic. María E. Talarico
15 6019 0438
Representacion Judicial: consultar.
Capital Federal. Buenos Aires Argentina.


11 de abril de 2012

Violencia Doméstica

A Pedido de unas líneas para MUJERES SIN VIOLENCIA NO ESTÁS SOLA, les comparto el artículo que allí fuera publicado.


¿Qué podemos hacer ante situaciones de VIOLENCIA?
Todos sabemos que existen muchas formas de violencia, pero la que nos ocupa en estas líneas es la que sufren miles de mujeres a diario y es la violencia que ocurre puertas adentro.
Según datos de la Oficina de Violencia Doméstica (OVD), dependencia inaugurada por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en febrero de este año ingresaron 753 casos. De ese total, el 42% corresponde a situaciones de “inminente peligro para la integridad psicofísica de las personas”.
Al ser consultados, los profesionales de los equipos interdisciplinarios de la OVD señalaron que la valoración del riesgo se sustenta en la cantidad y el tipo de indicadores de riesgo que reúne la situación, sumado al tiempo de exposición de la víctima a dichos indicadores.
Se consideran situaciones de alto riesgo las de inminente peligro para la integridad psicofísica de las personas.
 Algunos de los indicadores son:
- Acceso a armas
- Lesiones o autoagresiones
- Intervenciones judiciales previas sin acatamiento por parte del agresor
- Violencia indiscriminada respecto del lugar y la presencia de terceros
- Abuso de drogas y/o alcohol
- La presencia de distintos tipos de violencia en forma simultánea
- La necesidad de huir de la vivienda por razones de seguridad
- La permanencia de niños al cuidado exclusivo del agresor
- Enfermedad de la afectada o estado de embarazo
- La existencia de violencia sexual
- Conductas celotípicas posesivas por parte del agresor
- Hechos anteriores de alto riesgo
- Naturalización y adaptación por parte de la víctima respecto de la violencia
- Situaciones de control, acoso y amedrentamiento constante
- Dependencia económica respecto del agresor
- Falta de red social de sostén y de recursos propios por parte de la persona afectada (aislamiento social)
- Historia de malos tratos en la infancia u otros vínculos violentos
- Maltrato hacia los menores implicados, en todas sus formas (exposición a la violencia física padecida por su madre, maltrato físico, emocional, sexual, económico)
- Antecedentes penales del agresor
- Amenazas respecto de hacer la denuncia y represalias una vez efectuada la misma en situaciones anteriores
- Intentos frustrados por parte de la entrevistada, de poner fin a la relación
- Dificultad por parte del agresor la separación de manera adulta
- Situaciones de encierro y de obstaculización de llevar a cabo actividades de la vida cotidiana
- Período inmediatamente posterior a la separación
- Amenazas por parte del agresor respecto de dañar a los niños o de alejarlos de la madre
En cambio, las situaciones de medio y bajo riesgo reúnen sólo algunos de estos indicadores, sin que signifique un riesgo inminente, ya sea por la frecuencia, la intensidad o los recursos propios con los que cuenta la afectada para evitar un nuevo episodio de violencia.
Asimismo, se destaca que cada caso se trata de una situación particular, siendo que se tienen en cuenta no sólo los indicadores arriba mencionados sino también el estado emocional que presenta la persona afectada al momento de su denuncia, y los recursos internos que evidencia para poder afrontar la situación que describe.
Ahora bien, seguir preguntándonos qué es lo que provoca reacciones de esta naturaleza, o cómo evitar que me trate así, o las miles de preguntas que se hacen las víctimas de violencia, no las vamos a intentar responder ahora, porque seguiríamos alimentando la posibilidad de encontrar una respuesta que jamás evitaría el maltrato ni evitaría que se repita…
Lo que vamos a hacer es pensar que, las situaciones violentas no aparecen de un momento a otro, sabemos que desde el noviazgo hay indicadores claros de maltrato, ya sea verbal, psicológico y/o físico a los cuales no les hemos dado demasiada importancia, que luego se fueron repitiendo más a menudo hasta la aparición casi a diario.
Por qué se permanece junto a un violento? Por qué no se sostienen las denuncias? Cuál es el temor?
Estos interrogantes son objeto de estudio de los profesionales de Salud Mental.
Lo que podemos observar es que hay una constante en la mayoría de los casos y es la Dependencia Emocional. 
Para explicarla brevemente, podemos decir que es: “ la necesidad afectiva extrema que una persona siente hacia otra a lo largo de sus relaciones de pareja”
Ambos miembros son dependientes pero en forma diferente.
Mientras que el Dominante necesita controlar, celar, humillar, golpear, disculparse y volver a comenzar, la Dominada, necesita la aprobación del otro, como si por intentar siempre hacer lo que el Dominante quiere, esto le garantizaría que es amada.
Poco a poco la autoestima va desapareciendo, las ilusiones de desmoronan y las esperanzas de volver a ser amadas se esfuman.
En una relación basada en el amor y el respeto, nadie controla a nadie, nadie humilla a nadie.
En una relación adulta se fomenta la libertad responsable y el crecimiento del otro.
Pasar de un estado de aniquilamiento a otro de fortalecimiento y bienestar, no es imposible. Hay que trabajar con un profesional seriamente, ya sea en grupo o en forma individual.
Los tiempos dependen de cada persona, pero está altamente comprobado que el compromiso y el trabajo personal son las llaves que llevan a salir de ese infierno y vivir en paz y felicidad.
No hay que tener miedo.
Se puede salir.
No te dejes vencer.
Denuncia. Pedí ayuda psicológica. Trabaja en tu beneficio y el de tus hijos.
No olvidemos que ellos son criados por nosotras, las mujeres, y lo que vivan en sus hogares es lo que aprenderán.
Seamos responsables por ellos y por nosotras.
Sepamos que podemos vivir mejor!

Lic. María E. Talarico  15-6019-0438 de 13 a 20 hs.
licenciadatalarico@gmail.com

Psicóloga. Investigadora sobre Violencia de Género.
(OVD: Lavalle 1250. Capital. Atiende todo el año y durante las 24 horas.)


2 de septiembre de 2008

Violencia doméstica.


Caos emocional y Violencia Cotidiana
LA NOTICIA DE CADA DÍA La violencia de género se ha convertido en algo tan habitual en nuestros días que sus víctimas son ya mera estadística. En algunas ocasiones se habla de ello como de algo totalmente inevitable. Pero ese goteo de muertes violentas proviene de un odio hacia lo femenino que no debemos dejar de combatir nunca. ¿Por qué ese odio? La constitución del psiquismo humano atraviesa primeramente por una fase de confusión con la propia madre, para pasar después a una diferenciación absoluta de ella. A lo largo de este proceso, se organizan los límites que señalan quién es quién. El que odia a la mujer depende demasiado de ella y no la deja vivir porque no soporta que no le proporcione todo lo que necesita. Exigente y perverso, este individuo puede gozar pegándola y maltratándola, porque cree que así la domina. Además, necesita demostrar en todo momento que es el más fuerte de los dos. Le angustia la fragilidad emocional que ella tiene, pero no la reconoce en absoluto. La mujer, enferma de culpa y con pocos recursos psicológicos para defenderse, supone que podría darle todo lo que él pide. ¿Hasta dónde llega la exigencia sobre sí mismas de estas mujeres que aguantan toda clase de agresiones, vejaciones y maltratos? ¿Hasta dónde el rechazo que tienen de sí mismas? Sólo si las mujeres que sufren malos tratos se pueden hacer cargo de su mundo emocional con ayuda terapéutica, podrán salir finalmente del infierno en el que viven.

LAS CLAVES • La inestabilidad emocional no es privativa de las mujeres. La forma de expresar los afectos es diferente en ellas porque culturalmente se les ha permitido su expresión más que a los hombres, entre otras cosas porque ellas eran las encargadas de administrar la vida emocional de toda la familia y de sostener la fortaleza masculina. • En el caso del hombre siempre se presentó de otra manera. Había que evitar mostrarse frágil para preservar socialmente su lugar en la familia y mantener el tipo. • Cuando se produce, no debería tratarse peyorativamente. Si es habitual, la mujer sufre de hiperemotividad y está regida por procesos inconscientes. En estos casos, necesita ayuda. En el lado opuesto está la que se defiende de los sentimientos con la reflexión y llega a padecer frigidez emocional.
Fuente Isabel Menéndez
Versión adaptada por Centro Integral 2000