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2 de marzo de 2012

RESILIENCIA

Resiliencia, la capacidad de autosostenerse

Como rediseñarse a uno mismo

Por  



Hace algún tiempo, la palabra sostenibilidad se puso de moda. En pocos años pasó de ser un concepto exótico a convertirse en una palabra maltratada y explotada por todos. Si hubiéramos aplicado el significado de la palabra sostenibilidad (el equilibrio de un sistema con los recursos del entorno) la mitad de lo que la hemos citado, ahora no necesitaríamos con urgencia recurrir a una nueva palabra: resiliencia.
Permíteme querido lector que te hable de ella. Es un poco rara, pero su importancia es vital en este momento. Los ingenieros, psicólogos y ecólogos la conocen bien pero ha llegado el momento de que dé el salto al lenguaje cotidiano y la incorporemos todos a nuestro vocabulario, porque el significado de la palabra resiliencia tiene mucho que aportarnos en los próximos años.
Resiliencia no es otra cosa que la capacidad de un sistema de absorber impactos. En el mundo de la psicología Boris Cyrulnik ha trabajado mucho sobre este concepto y lo define como “el resorte de aquellos que después de recibir un golpe, pudieron superarlo e, incluso, salir reforzados”.
Tiene un origen similar a la palabra estrés pero con matices diferentes. Si el estrés es un término tomado de la mecánica que define el esfuerzo al que está sometido un material (por ejemplo, una viga), la resiliencia se usa en la física de los materiales para expresar la capacidad de recuperación de ese esfuerzo. De la misma forma que un objeto abollado recobra su forma primitiva si tiene la suficiente elasticidad, los seres humanos dotados de una resiliencia natural o adquirida serán capaces de salir de un colapso si consiguen desarrollar plasticidad interior.
Esta plasticidad se puede manifestar ante la destrucción, mostrando una gran facultad de proteger la propia integridad bajo presión y frente a la adversidad, estableciendo una actitud vital positiva pese a circunstancias difíciles.
El renacer del Ave Fénix
La resiliencia es la capacidad de autosostenerse. Se empezó a estudiar en psicología al observarse que algunos niños y adultos lograban salir adelante después de haber sufrido situaciones adversas graves. Los psicólogos empezaron a preguntarse qué características hacían que unas personas se recuperaran antes de un colapso y se dieron cuenta que compartían tres ragos principales:
La capacidad de juego y el sentido del humor.
La habilidad de no tomarse las cosas tan a pecho permite relativizar y no derrumbarse ante la adversidad
El sentimiento de esperanza.
Para ello es fundamental tener al menos a alguien en quién apoyarse. Son imprescindibles los vínculos que enriquecen y aportan luz al final del túnel.
El autosostén. Es necesario encontrar los elementos que devuelvan la autoestima y la confianza para sentir que el universo es un lugar amable y no siempre hostil.
En resumen, una persona resiliente es aquella que se toma un reto como una diversión y no como una desgracia. No se trata de ser invulnerable, sino de ser capaz de generar recursos propios para salir fortalecido de situaciones complicadas. La clave está en tomarlas como un desafío que alecciona y estimula y no como una fatalidad del destino.
Esto también se puede aprender
Nadie dijo que la vida fuera fácil. Todos nos enfrentamos a acontecimientos duros: la muerte de un ser querido, una enfermedad complicada, experiencias laborales difíciles, problemas serios de pareja, la soledad, el aislamiento social, la competitividad, el desempleo, los problemas económicos… Ante estas situaciones las personas reaccionan de distinta manera según su grado de vulnerabilidad o resiliencia.
Todos podemos desarrollar nuestra capacidad de resiliencia. Para ello hay que estar dispuesto a cambiar las propias actitudes, entrenarse en técnicas de modificación del pensamiento, aprender a interpretar los acontecimientos de otra manera, recuperando la capacidad de reflexionar sobre sí mismo, trabajándose la valoración de la propia personalidad, adquiriendo habilidades sociales como la asertividad, aprendiendo a hablar positivamente…
Pistas para desarrollar la resiliencia
La introspección. Ser capaces de entrar dentro de uno mismo, observarse y reflexionar.
La independencia. Ser capaces de establecer límites emocionales y físicos entre uno mismo y los ambientes adversos. Sin aislarse, claro.
La iniciativa. Se trata de afrontar los problemas y ejercer control sobre ellos.
El sentido del humor. Que nos capacita para ver el lado cómico en las situaciones adversas.
La creatividad. Que trae orden y belleza a partir del caos y el desorden. Y permite canalizar emociones como la soledad, el miedo, la rabia y la desesperanza.
La ética. Que nos ayuda a desear una vida personal y social digna y estable, un compromiso con ciertos valores elevados que nos permite tomar decisiones.
Los vínculos sanos. Que nos permiten darnos a conocer y disfrutar de los otros.
24 fortalezas para un carácter resiliente
Sabiduría y conocimiento
1. Curiosidad, interés por el mundo
Tener interés por lo que sucede en el mundo, encontrar temas fascinantes, explorar y descubrir nuevas cosas.
2. Amor por el conocimiento y el aprendizaje
Llegar a dominar nuevas materias y conocimientos, tendencia continua a adquirir nuevos aprendizajes.
3. Juicio, pensamiento crítico, mentalidad abierta
Pensar sobre las cosas y examinar todos sus significados y matices. No sacar conclusiones al azar, sino tras evaluar cada posibilidad. Estar dispuesto a cambiar las propias ideas en base a la evidencia.
4. Ingenio, originalidad, inteligencia práctica
Pensar en nuevos y productivos caminos y formas de hacer las cosas.
5. Perspectiva
Ser capaz de dar consejos sabios y adecuados a los demás, encontrando caminos no sólo para comprender el mundo sino para ayudar a comprenderlo a los demás.
Coraje
6. Valentía
No dejarse intimidar ante la amenaza, el cambio, la dificultad o el dolor. Ser capaz de actuar según las propias convicciones aunque eso suponga ser criticado.
7. Perseverancia y diligencia
Terminar lo que uno empieza. Persistir en una actividad aunque existan obstáculos. Obtener satisfacción por las tareas emprendidas y que consiguen finalizarse con éxito.
8. Integridad, honestidad, autenticidad
Ir siempre con la verdad por delante, no ser pretencioso y asumir la responsabilidad de los propios sentimientos y acciones emprendidas.
9. Vitalidad y pasión por las cosas
Afrontar la vida con entusiasmo y energía. Hacer las cosas con convicción y dando todo de uno mismo. Vivir la vida como una apasionante aventura, sintiéndose vivo y activo.
Humanidad
10. Amor, apego, capacidad de amar y ser amado
Tener importantes y valiosas relaciones con otras personas, en particular con aquellas en las que el afecto y el cuidado son mutuos. Sentirse cerca y apegado a otras personas.
11. Simpatía, amabilidad, generosidad
Hacer favores y buenas acciones para los demás, ayudar y cuidar a otras personas.
12. Inteligencia emocional, personal y social
Tener empatía. Ser consciente de las emociones y sentimientos tanto de uno mismo como de los demás, saber como comportarse en las diferentes situaciones sociales, saber que cosas son importantes para otras personas.
Justicia
13. Ciudadanía, civismo, lealtad, trabajo en equipo
Trabajar bien dentro de un equipo o grupo de personas, ser fiel al grupo y sentirse parte de él.
14. Sentido de la justicia, equidad
Tratar a todas las personas como iguales en consonancia con las nociones de equidad y justicia. Dar a todo el mundo las mismas oportunidades.
15. Liderazgo
Animar al grupo del que uno es miembro para hacer cosas, así como reforzar las relaciones entre las personas de dicho grupo. Organizar actividades grupales y llevarlas a buen término.
Moderación
16. Capacidad de perdonar, misericordia
Capacidad de perdonar a aquellas personas que han actuado mal, dándoles una segunda oportunidad, no siendo vengativo ni rencoroso.
17. Modestia, humildad
Dejar que sean los demás los que hablen de uno mismo, no buscar ser el centro de atención y no creerse más especial que los demás.
18. Prudencia, discreción, cautela
Ser cauteloso a la hora de tomar decisiones, no asumiendo riesgos innecesarios ni diciendo o haciendo nada de lo que después uno se pueda arrepentir.
19. Auto-control, auto-regulación
Tener capacidad para regular los propios sentimientos y acciones. Tener disciplina y control sobre los impulsos y emociones.
Trascendencia
20. Apreciación de la belleza y la excelencia, capacidad de asombro
Saber apreciar la belleza de las cosas, del día a día, o interesarse por aspectos de la vida como la naturaleza, el arte, la ciencia…
21. Gratitud
Ser consciente y agradecer las cosas buenas que a uno le pasan. Saber dar las gracias.
22. Esperanza, optimismo, proyección hacia el futuro
Esperar lo mejor para el futuro y trabajar para conseguirlo. Creer que un buen futuro es algo que está en nuestras manos conseguir.
23. Sentido del humor
Disfrutar de la risa y las bromas, sonreír con frecuencia, ver el lado positivo de la vida.
24. Espiritualidad, fe, sentido religioso
Pensar que existe un propósito o un significado universal en las cosas que ocurren en el mundo y en la propia existencia. Creer que existe algo superior que da forma a nuestra conducta y nos protege.
Fuente: Manual de clasificación Character Strengths and Virtues

1 de marzo de 2012

LIC. MARÍA E. TALARICO PSICÓLOGA-REIKISTA Y TERAPEUTA FLORAL.: Trastorno de Ansiedad

LIC. MARÍA E. TALARICO PSICÓLOGA-REIKISTA Y TERAPEUTA FLORAL.: Trastorno de Ansiedad

Trastorno de Ansiedad

FOBIA SOCIAL, EL TEMOR A ENTRAR EN CONTACTO CON EL OTRO
Según la opinión del Dr.Ricardo Rubinstein en Notio de la APA,son cada vez más los argentinos que consultan por este desorden psicológico, que con un diagnóstico eficaz y temprano se puede recuperar rápidamente.
Dar un examen oral, brindar una presentación y tener una entrevista laboral son situaciones que muchas veces generan nerviosismo y timidez. Sin embargo, con un gran esfuerzo de por medio, se logran superar. Pero algunos no logran hacerlo y tienden a directamente evitar todo compromiso social que signifique un riesgo. Es en esos casos que está presente el Trastorno de Ansiedad Social.
También conocido como fobia social, dicho trastorno se caracteriza por el temor a enfrentar todo tipo de situaciones sociales y a ser evaluados en forma negativa por los demás. Es un miedo desmedido y desproporcionado que viene acompañado por síntomas físicos como sudor, rubor, temblor, taquicardia, dolores de estómago y un bloqueo mental.
“Por un lado, son pacientes que se imaginan que los demás los van a criticar y juzgar en forma negativa. Pero por el otro lado también son muy exigentes y perfeccionistas consigo mismos para poder conseguir ese apoyo social. Directamente evitan determinadas situaciones sociales con el deterioro de la calidad de vida que eso significa”, afirma Gustavo Bustamante, director de la Fundación Fobia Club.
Las causas que generan el trastorno son diversas. Puede existir una vulnerabilidad genética causante de la fobia debido a la duplicación de una extensa zona del cromosoma 15. Además, las experiencias familiares cumplen un rol importante ya que los padres sobreprotectores o muy exigentes puede ser el desencadenante del trastorno.
“Hay sujetos que han sido criados por sus padres como personas que deben estar cuidándose todo el tiempo de aquello que hacen y que deben evitar las situaciones peligrosas. Por ende se forman una imagen de si mismos que está en relación con lo que ocurre en el mundo externo”, afirma Ricardo Rubinstein, psicoanalista miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina.
Las estadísticas revelan que las consultas por esta patología se duplicaron en los últimos diez años y que cerca del 20% de los argentinos la padece. Se calcula que 140 personas de cada mil tuvieron o van a tener fobia social. Los especialistas resaltan la importancia de la consulta temprana ya que mientras más pronto sea mayores posibilidades hay de una recuperación.
“En los últimos años las personas han tomado más conciencia de que esto es una patología y debe tratarse. Antiguamente se creía que era simplemente un caso de timidez. Si la consulta es temprana la recuperación es más sencilla y disminuye el riesgo de otras problemáticas como depresión y adicciones”, describe Enzo Cascardo, psiquiatra y director del Centro de Investigaciones Médicas en Ansiedad.
 El objetivo es afrontar y enfrentar la situación temida en un marco de acompañamiento con muchas herramientas de trabajo. Por su parte, la terapia grupal provee grandes beneficios ya que es casi como recrear la situación de temor al estar en un grupo con personas desconocidas”, considera Bustamante.
Desde nuestra experiencia, lo que anteriormente se expuso extraído de una nota del  del Dr.Ricardo Rubinstein en Notio, puede ampliarse, diciendo que, efectivamente, la terapia Grupal es sumamente efectiva, como lo es también acompañar el tratamiento con Flores de Bach, ya que estas posibilitan el equilibrio emocional y le permite al paciente instrumentar la capacidad vincular y lograr una comunicación con otros semejantes de manera sencilla sin provocar ansiedad.
Los resultados en tratamientos donde el Trastorno de Ansiedad es el motivo principal de consulta, siempre han permitido al paciente resolver esa problemática y luego trabajar sobre temáticas no reconocidas como propias por el individuo, pero que se van haciendo presentes a medida que el trabajo conjunto da sus frutos.
Como cada ser es único, las fórmulas de Flores de Bach también lo son,  pero tenemos una herramienta sumamente efectiva, que no posee efectos secundarios y no está contraindicada con ningún otro tratamiento que se realice en forma paralela, por eso, recomiendo consultar un Terapeuta experto en el tema, que seguramente tendrá la respuesta adecuada.
Hasta la próxima.
Lic. María E. Talarico
Psicóloga. Reikista Terapeuta Floral